Home 5 VIH 5 Nuevos fármacos contra el VIH en el siglo XXI

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El concepto de farmacología de larga duración que se persigue ya desde hace años para muchas enfermedades, también puede llegar para los pacientes con VIH. Se comienzan a ensayar en este sentido novedosos fármacos que se puedan administrar una vez por semana o incluso una vez por mes. Los inhibidores de la integrasa toman también por esto protagonismo en el tratamiento de alta eficacia para el VIH.

En la actualidad ya se ha simplificado mucho el tratamiento desde sus comienzos. Ahora es posible administrar un coctel de fármacos contra el VIH en un solo comprimido diario. Esto es ya un gran avance que potencia la adherencia a los tratamientos, pero se quiere ser más ambicioso todavía.

Esta ambición y los ensayos que se están llevando a cabo, pasan por la terapia que ya se empieza a definir como de comprimido único y además de larga duración, semanal o mensual. Por supuesto también se ensaya la mejor eficacia pero también la mejor tolerabilidad, es decir la disminución de los efectos secundarios adversos que siempre han sido y son todavía el caballo de batalla de los tratamientos antirretrovirales contra el VIH, en especial los efectos secundarios a largo plazo en un tratamiento crónico de por vida como es este, hoy por hoy.

Junto al nuevo modelo de terapia antirretroviral, han aparecido también más fármacos, incorporándose en los últimos años simultáneamente moléculas de clases ya conocidas y otras de nuevas familias, que han contribuido de forma decisiva a controlar la replicación del virus en aquellos pacientes donde el tratamiento resultaba ineficaz por la aparición de resistencias. En concreto, se han desarrollado dos nuevos inhibidores de la proteasa (tipranavir y darunavir), un nuevo inhibidor de entrada maraviroc, y otra nueva clase farmacológica, la de los inhibidores de la integrasa —cuyo primer miembro fue raltegravir— y al que posteriormente se han añadido el vitegravir y el aún no aprobado en España dolutegravir.

Los recientes estudios demuestran que los inhibidores de la integrasa van a ser los fármacos de referencia en los próximos años, que incluso desplazarán a los inhibidores de la proteasa, ya que son más fáciles de administrar y tienen menos efectos secundarios e interacciones, algo esencial en un momento en el que los pacientes con la infección viven más tiempo y, por tanto, desarrollan otras enfermedades susceptibles de tratamiento.

La conclusión es que las terapias se hacen cada vez más cómodas de seguir para el paciente y menos tóxicas, y, mientras, la investigación estudia la manera de erradicar el VIH, un objetivo que aunque todavía difícil de conseguir empieza a considerarse como una posibilidad futura. Se deberá consensuar y determinar primero el lugar exacto donde se “esconde” el virus en el organismo y después intentar atacarlo.

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